Sahum realiza primer toque de campana de cáncer infantil
“El toque de campana” se ha convertido en un acto simbólico en todo el mundo, y anuncia el cierre de un proceso de quimioterapia, haciendo que se cambie la perspectiva, sobre esta enfermedad, convirtiendo la recuperación en un momento de alegría y esperanzas.
El Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum) es uno de los centros hospitalarios del occidente venezolano, que cuenta con un Servicio de Oncología Infantil y este martes se llenó de regocijo al llevar a efecto el primer toque de campana, celebrando la finalización del tratamiento oncológico de cuatro pequeños pacientes.
“Celebramos la culminación del tratamiento de varios niños, que ya pasarán a una fase de seguimiento esperando que se integren prontamente a la sociedad como individuos sanos y funcionales”, así lo informó el doctor José Castellano, Jefe del Servicio de Oncología Pediátrica del Sahum.
Toque de campana
«El toque de campana» se ha convertido en un acto simbólico en todo el mundo, y anuncia el cierre de un proceso de quimioterapia, haciendo que se cambie la perspectiva, sobre esta enfermedad, convirtiendo la recuperación en un momento de alegría y esperanzas.
El Hospital Universitario de Maracaibo tuvo el honor de recibir la instalación de la primera campana, por parte de la “Fundación de Madres y Padres Oncológicos Unidos (Fundamapou)” en el Servicio de Oncología Pediátrica del Sahum, la cual fue tocada por cuatro infantes guerreros, que ganaron la lucha contra el cáncer.
Testimonios que avivan la fe
Yeslany Dávila, quien es presidenta de Fundamapou, expresó: “Hoy 6 de septiembre marcamos un precedente en el Hospital Universitario, en el cual hacemos un acto simbólico para los niños que libran el cáncer. Esta es una sociedad de padres que viene trabajando para el Hospital Universitario, el Coromoto y el de Especialidades Pediátricas”.
De igual modo, la señora Dávila dejó claro un mensaje para todos aquellos padres, que tienen algún hijo luchando contra tan terrible enfermedad “nos dieron la apertura los médicos y enfermeras, para que los niños simbólicamente manifiesten que sí hay camino, esperanza y fe para sanar”.
Guerreros incansables
Los protagonistas, son 4 pequeños que llevan sus historias de superación y que con su presencia anunciaron la liberación de sus diagnósticos de cáncer:
Ángel Soto, es un niño que estuvo dos años en tratamiento, por Leucemia Linfoblastica Aguda, Tipo T y su madre Yennire Ozuna, cuenta cómo fue vivir esa experiencia: «Hemos pasado un proceso difícil y gracias a Dios lo superamos. Ángel duró dos años y medio de tratamiento y ya cumplió un año sin el mismo y está sano gracias a Jehová”.
Estefany Velázquez, es la madre de Gleyner Llamarte, de 4 años, quien fue diagnosticada con Meduloblastoma en grado 4: “Nos dimos cuenta por un golpe que se dió y realizarle una tomografía se obtuvieron 3 diagnósticos: tumor cerebral, hidrocefalia y ventrículos inflamados. Se le realizaron dos operaciones: una para una válvula y la otra fue la extracción del 95% del tumor”.
La señora Velásquez, detalló la lucha junto al bebé para su recuperación. “Esperamos 1 mes para iniciar la quimioterapia y otro más para la radioterapia. Mi niño duró en tratamiento año y medio”.
Otro de los pequeños protagonistas se llama Erick Meza, de 1 año, al que a los 7 meses se le detectó un Tumor Germinal Metástasis Hígado Intestino. “Cumplió un protocolo de 6 meses de quimioterapia, los cuales fueron muy duros y difíciles, porque cuando te mencionan la palabra cáncer, uno de inmediato lo asocia con muerte y mi mundo se vino abajo, pensando que mi bebé con solo 7 meses podía morir”, declaro Katherine Parra, madre de Erick.
Parra, agradece mucho al padre celestial, quien le dio fortalezas para enfrentar el duro camino que le venía “me negué, mi fe decayó, pero Dios es perfecto, me dio fe y valentía para salir adelante y enfrentar este diagnóstico con todas las fuerzas que él me daba día a día. Luego de seis meses, Dios hizo el milagro y mi bebé se sanó y está libre de cáncer”.
Otra mamá, que da gracias a Dios por su hijo, es Brenda Estrada, quien junto a su pequeño David Fernández, de 1 año y con Tumor Germinal del Seno Endodérmico, libraron una lucha para su recuperación. “No es fácil estar en el hospital y vivir lo mismo que otras madres; esto nos ha dejado grandes enseñanzas, no guindar los guantes y ser empáticos al ponernos en el lugar de otros. No perdimos contra el cáncer, le hemos ganado y considero que tengo una nueva familia que me dejó esta batalla”.
Estos guerreros son un ejemplo de vida que con la ayuda de doctores, enfermeros, fundaciones y voluntarios pudieron sanar, convirtiéndose en la esperanza de muchas personas, que pasan por algo similar, esperando también tocar su campana.
Nota de Prensa
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