Nocivo
«Los malos comentarios son como las relaciones tóxicas, van dejando huellas en otras personas y a ti te van hundiendo y desgastando”.
No todas las batallas merecen ser libradas, debemos saber cuáles enfrentar, porque no todas valen la pena. Esto es lo mismo a saber cuándo debemos callar y no, cuándo debemos responder o reaccionar y no.
Los malos comentarios intencionales son nocivos y nacen de la envidia, de la rabia, de la disposición de hacer sentir mal al otro y de creer que hacen justicia. En otras palabras, es una manipulación emocional que busca hacer sentir culpable al otro e incluso, someterlo a sus deseos.
Dejar de juzgar sin escudriñar y preguntar antes, es una práctica que deberíamos dejar a un lado. Es mejor, saber antes de hablar y señalar que de una vez apretar el gatillo y disparar.
Recuerda que todos podemos equivocarnos, que pueden darse los malos entendidos y que también se puede distorsionar la realidad. Incluso, hay casos en que vemos solo lo que queremos ver, escuchamos solo lo que queremos escuchar y entendemos solo lo que queremos entender.
Si transgredes el vínculo que tienes con otra u otras personas con un mal comentario o una mala actitud, no esperes que vuelvan a mirarte con los mismos ojos. Quizás te excusen, pero en adelante se cuidarán de ti, porque podrían considerarte a partir de allí, como una persona que no desean tener cerca por tóxica o malintencionada. El buen vínculo que había, se rompe.
Los malos comentarios vienen cargados de malas actitudes, porque una cosa es hacer un reclamo de algo que consideres justo y expresarlo de buena manera, y otra muy distinta, es decirlo con toda la alevosía de hacer sentir mal al otro, con o sin tener la razón.
De hecho, los comentarios negativos pueden dejar marcas o huellas en la otra persona e incluso, pueden permanecer en nuestro interior por años y ser parte de nuestro diálogo interno. Obviamente, cada quien decide con qué cargar.
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Hay que tener responsabilidad afectiva, y esto, no tiene que ver sólo con aquellas personas que amas, sino también con las que te relacionas en lo laboral, social o en tu vida cotidiana.
No podemos ir por el mundo hablando negativamente de los demás o expresando comentarios mal intencionados. En el fondo, las personas que hacen esto se creen superiores y perfectas. Además, están seguras que lo que ven mal del otro, ellas mismas no lo tienen y en el fondo, actúan igual o peor.
Recuerda lo que tú críticas a los demás, es lo que tú mismo (a) posees y no quieres aceptar. El círculo de la vida, o todo lo que sube baja, o las vueltas que la vida, o la ironía de la vida.
Pregúntate ¿Qué ganas con hacer sentir mal al otro? ¿En qué te hace ser mejor persona? Acaso, crees que hiciste justicia. Insisto, cuál es la necesidad del mal comentario, eso no te ayuda a ser mejor, ni a crecer como persona. Al contrario, eso te hunde.
Tomemos en cuenta que los comentarios malintencionados hacen mayor daño cuando vienen de alguien a quien queremos o apreciamos o con quien convivimos a diario en el hogar, en el trabajo, en la universidad o en algún otro sitio.
En concreto, no estamos preparados para recibir malos comentarios, porque siempre nos hacemos buenas expectativas de los demás y esperamos un buen trato. Por tanto, un mal comentario siempre nos puede afectar en la medida de la importancia que le demos.
Lo mejor es pensar bien las cosas antes de hablar, porque la vida gira en un círculo constante. Hoy serás tú el que exprese un mal comentario sobre alguien o acerca de una situación que gire en relación a otra persona, pero mañana podrías ser tú el que lo reciba.
Escrito por Aylen Bucobo
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