Lo que significa para la feligresía el reencuentro con La Chinita
Como todos los últimos sábados de octubre, la Basílica Santuario de San Juan de Dios se engalana para realizar la tradicional Bajada de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Chinita, donde propios y visitantes esperan llenos de emoción el reencuentro con la Patrona de todos los zulianos.
En esta oportunidad, hubo un llenado impresionante. La iglesia esperaba la visita de más de 200 mil personas, quienes llenaron toda la plazoleta San Juan de Dios, donde se dispusieron un total de 20 mil sillas, además de personas que se encontraban a lo largo de toda la Calle Derecha para ver, agradecer y pedirle a la Santa Patrona.
Un viaje lleno de esperanza
Entre la multitud de gente se encontraba Mauren Rojas, quien junto a su esposo esperaba con ansía la tan esperada Bajada de la santa reliquia para rezarle y agradecerle por todas sus bendiciones, en el reencuentro con La Chinita.
Con un paragua en la mano para resguardarse del incandescente sol marabino, Rojas comentó que «todos los años vengo a agradecerle a la Virgen, vengo con mi esposo, vengo a pedir, vengo a vivir ese momento, este enigma, esta emoción tan grande que siento. No soy maracucha, no tengo familia en Maracaibo, nada que me conecte a Maracaibo, solo ese sentimiento con mi Chinita, con mi Virgen, que también es de ustedes, pero me la prestan».
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Rojas y su esposo llevan años visitando Maracaibo para la tan esperada Bajada, viajan desde La Guaira, ahorrando todo el año. Comentó que viajan en autobús para llegar a la ciudad del Sol Amado. «Desde que paso el puente comienzo a llorar, porque sé que me reencontraré con ella».
Por último, manifestó que siempre viene a agradecer, agradecer, agradecer. No vengo a pagar promesas. Simplemente vengo a vivirla, el sentimiento con las señoras que siempre nos acompañan aquí también todos los años».
De guajirita pagando promesa
En cada una de las ceremonias de las Fiesta Patronales en honor a La Chinita es común ver a varias personas vestidas con la tradicional manta guajira, para pagar una promesa concedida a la ‘Campeona de la salud’.
Este 2024, Génesis Prieto, cumple alrededor de nueve años visitando la Basílica Santuario con esta vestimenta de etnia wayúu. «Dios y la Virgen me dieron una segunda oportunidad de estar aquí con mi familia y en el mundo», indicó.
«Estuve cinco noches y cuatro días en UCI. La hemoglobina me llegó a dos. No me daban fe de vida. Y toda mi familia pidió por mí. Y hoy en día, gracias a la Virgen, a Dios y a toda mi familia, estoy bien», comentó sobre su experiencia de fe y amor con La Chinita.
Prieto comentó además que «todos los años se me eriza la piel solamente con hablar de ella y lo que uno siente al llegar aquí o visitarla es una cosa que no se puede explicar».
Fervor y devoción de la feligresía
Desde las 12.00 del mediodía de este sábado 26 de octubre, la señora Unilka Marín de Braún llegó a la plazoleta de San Juan de Dios para esperar a la Reina Morena, pidiendo con mucho fervor: «Le he pedido mucho a la Virgen, a Diosito, una Venezuela libre».
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Con una sonrisa en sus labios Marín de Braún manifestó que «todos los años, desde que tengo uso de estar de razón, fui servidora de María. Tengo un milagro de vida que me dio la Virgen, una niña, mi nieta hermosísima. Se la pedimos con mucha devoción y nos la dio. Y nada, todo lo que le pido me lo concede. ¿Cómo no la voy a querer? ¿Cómo no la voy a adorar?».
Marín de Braún con una sombrilla para el sol, esperó casi siete horas para el reencuentro con la excelsa patrona de los zulianos, quien inició su descenso de su camerín aproximadamente a las 7.00 de la noche.
La tradición de esperarla todos los años
La hermana Delis Romero, con mucha emoción y a pesar del sol y el calor marabino manifestó que «es una tradición esperar a la Virgen aquí en la plazoleta en el tradicional reencuentro, esperarla porque ella es como la cómplice de muchas cosas, de muchas cosas importantes que pasan en su pueblo y que pasan en la familia de cada uno de los que están aquí presentes».
Para la hermana Delis esperar en su tradicional bajada es una tradición familiar con lágrimas de emoción expresó que «mi abuela nos traía a la Basílica, recuerdo que ella usaba una bata y nosotros íbamos así arreguidados de su bata, detrás de ella, y bueno, era algo normal para nosotros, para la familia, estar aquí, venir aquí, hacer presencia y esperarla, esperarla para hablar con ella».
Explicó además que «su cercanía significa consuelo, significa esperanza, significa lo mejor que puede regalarnos Dios a cada uno, en cada oportunidad en que la Virgen se encuentra con su pueblo».
Evelis Borjes / Gerard Torres / Es Con Usted
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