Liverpool se queda con la victoria en la casa del PSG

El PSG volvió a estrellarse contra un muro, Alisson, y cavó su propia tumba en la Champions, tan cruel para los parisinos desde tiempos inmemoriales, aun sin merecer tales desdichas. Una actuación legendaria del brasileño y un gol de Elliott en el minuto 89 fue suficiente para que el Liverpool se llevara la ventaja a Anfield. Los de Luis Enrique dominaron las ocasiones, la posesión, prácticamente todo, menos lo más importante, la madre de todas las ciencias en el fútbol, las áreas.
El conjunto de la capital francesa fue una pesadilla para el Liverpool en el primer tiempo. Lo cercó, lo aisló, lo asedió y lo dejó con vida cuando más agonizaba. El conjunto inglés pidió a gritos el descanso y acabó tan extenuado que arañó incluso minutos al cronómetro en vistas de la superioridad de los de Luis Enrique. El asturiano no iba de farol. No entraba en sus planes salir a especular y así lo refrendó. Volcando en ataque por la derecha, donde un colosal Dembélé generó dos ocasiones que solo los elegidos pueden fabricar, combinando técnica, velocidad y potencia, comenzó a arrinconar al Liverpool. Desde ese flanco, el exjugador del Barcelona generó una oportunidad flagrante y también un córner que acabó con un golazo de Kvaratskhelia, anulado por un milimétrico fuera de juego del georgiano.
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El Liverpool no encontró ni a Salah, al que secó un imperial Nuno Mendes, incapaz de cortar un ritmo frenético e infatigable que convirtió la primera parte en un tormento para los de Slot, superados por primera vez en mucho tiempo. Alisson repelió varias oportunidades clarísimas, Barcola, que pidió la roja por una falta de Konaté, en una acción muy litigiosa, erró un disparo en el área pequeña y las oportunidades se sucedieron sin éxito. El líder de la Premier salió incólume de un bombardeo que pudo acabar en tragedia para los visitantes.
El único tiempo que tuvo el Liverpool para coger aire en el vestuario, porque nada más comenzar el segundo tiempo, el PSG volvió a la carga. Y Alisson, como en el primer tiempo, convirtiéndose en gigante, evitó el 1-0. El brasileño, con una parada monumental, escupió un disparo de falta de Kvaratskhelia. El balance en el minuto 60 era de 22 disparos por 1, estadísticas que, sin embargo, no se reflejaron en el marcador. Luis Enrique decidió actuar con premura. Ingresó el talentoso Désiré Doué, que a los 10 minutos de entrar volvió a forzar una parada imposible de Alisson. También entraron Gonçalo Ramos y Zaïre-Emery. El PSG seguía intentándolo de todas las maneras posibles, pero era incapaz de traducir en gol sus oportunidades.
El fútbol no entiende de lógicas ni de merecimientos y el PSG es el epítome de ello en esta Champions. El Liverpool había disparado una vez hasta el minuto 88. Tan mal estaba Salah que Slot le quitó. Entró Elliott. En el primer balón que tocó, el inglés batió a Donnarumma, otra vez endeble. La diferencia entre ambos equipos es que Alisson paró todo lo que le llegó y el italiano no fue decisivo la única vez que le llegaron. Y el Liverpool se fue a Anfield con ventaja.
Diario As
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