“El respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar”, RG Risch.

El respeto es un valor universal y el primero de los 10 más importantes de la sociedad que reconoce y valora a todos por igual, sin hacer distinción alguna.

El respeto se gana no se impone. Se practica sin condiciones, se ejerce sin imposición y no se exige, porque debería ser recíproco. Si ofreces respeto, deberías recibirlo.

El respeto no solo tolera las diferencias, sino que tiene la sabiduría de ver la esencia y la individualidad de cada quien, así como el límite de los espacios, que no debe exceder.

El respeto comienza siempre por uno mismo, entre más te valores, más respeto darás a los demás. Esto se relaciona con nuestra autoestima, entre más alto es el nivel de nuestro aprecio por nosotros mismos, más se lo daremos a los que nos rodean. No olvides que todo inicia desde nuestro metro cuadrado, es decir, en nosotros mismos.

“El respeto comienza por uno mismo, cuanto mayor es nuestro nivel de autoestima, mejor tratamos a los demás”, anónimo.

Tener respeto nos dará el valor de saber actuar con equilibrio según nuestros principios. Aquí entra la famosa frase que es una ley de Aristóteles: “No hacer lo que no se debe hacer”.

También nos lleva a mantener una actitud positiva, ante todo, a no caer en provocaciones. A saber, ver las malas intenciones y a que no nos afecten los comentarios negativos. En otras palabras, el respeto nos da la capacidad de actuar con sensatez y equilibrio.

El respeto nos da el poder de alzar la voz ante las injusticias y a defendernos de manera justa ante las mentiras y calumnias. Quien es incapaz de respetarse a sí mismo, es incapaz de respetar a nadie y no sentirá remordimiento, culpa ni cualquier sentimiento positivo al lastimar a alguien.

Desde la filosofía y psicología, el respeto no es imposición ni temor, sino una actitud ejercida desde la admiración, pues pasa por la empatía y también por el valor que le damos a los demás en cuanto a sus logros y realizaciones.

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Respetar a los demás es aceptarlos tales y como son. Esto pasa por un acto de tolerancia e incluso de humildad. Es ser sensibles a las necesidades de los otros y poder calzar sus zapatos.

Sin respeto se pierde todo y se dañan las relaciones afectivas, laborales, familiares, amigos… No podemos obligar a nadie a hacer lo que no quieren, no deseen o simplemente no les nace.

Respeto es tolerancia, nobleza, libertad, armonía, paz. Por tanto, “el respeto unos los piden, otros lo ganan”.

No hay mayor respeto que aquel que debemos tener por nosotros mismos. Así nadie nos vea ni se entere lo que hagamos, siempre hay que hacer lo que se debe. Esto pasa, por tratarnos bien para poder ser amables con los demás.

De modo que, valórate a ti mismo (a) y en esa medida, valorarás a los demás. Considérate a ti mismo, y serás considerado con los otros. Reconoce tus derechos y obligaciones, y así lo reconocerás en las otras personas.

Cuando nos respetamos no nos permitimos caer en los mismos errores, ni ser dominados por nadie, tampoco recibir mal trato alguno y menos que alguien pretenda manipularnos o aprovecharse de nosotros.

Simplemente, si te respetas a ti mismo, darás el mismo respeto y, por ende, deberías recibirlo.

“No puedo concebir una mayor pérdida que la pérdida del respeto hacia uno mismo”, Mahatma Gandhi

Escrito por: Aylen Bucobo

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