El ser comienza desde nosotros, de nuestro interior, pensamientos y sentimientos. El ser es la misma existencia de cada uno. Es la identidad o lo que te identifica que eres realmente como alguien completo e íntegro que te define como ser humano y persona.

Todo empieza desde ti, de la manera cómo te relacionas con el mundo y tu entorno familiar, laboral, de estudio, las relaciones afectivas e interpersonales. El cómo te sientes o quién eres realmente. Cómo te identificas, calificas o cómo crees que eres en realidad.

Te ha pasado de repente, que te miras al espejo y no te reconoces. O te preguntas quién soy realmente o quién quiero ser, o qué deseo hacer con mi vida.

Son muchas las interrogantes que pueden surgir en un momento determinado de nuestra existencia. Podría sucederte que cuestiones tu ser, porque no te sientes a gusto con quién eres o porque has actuado de una manera que no te hace sentir feliz o cómodo (a).

Algunas personas se miran al espejo y se dicen lo mucho que se gustan o quieren. Algo tan simple como sonreír frente al espejo sube tu ánimo y activa tu energía.

Un camino para llegar a nuestro ser, es primeramente aceptándonos como somos. Evaluando si lo que somos nos gusta y nos hace sentir bien. Tomando en cuenta no cómo te miran los demás, sino cómo te miras tú mismo (a).

Esto te lleva a una introspección, a mirar tu interior y a no mirar hacia afuera, donde los ojos de los demás a veces son muy juzgadores, sino a verte a ti, tu mundo. Allí, donde sólo tú haces tu voluntad.

En ocasiones somos prisioneros de lo que transmitimos, de lo que muestran nuestras emociones, sentimientos y actitudes, pero es algo que podemos controlar. El entorno puede juzgarnos de la forma en que nos comportamos y expresamos. Sin embargo, no pueden hacerlo por lo que sentimos o pensamos porque solo es nuestro, de nuestro mundo interior. Y , sólo pueden ser partícipes los demás si nosotros lo permitimos.

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Hay huellas que son temporales, que no nos marcan para toda la vida y por ende, no nos identifican. De modo que, no podemos permitir que algo transitorio nos defina como persona y que eso, deje vestigios en otros con los que convivimos o compartimos momentos.

Por tanto, en todas tus relaciones es más inteligente actuar desde el ser, cuestionándote frente a un enojo el para qué actuar de repente dando una mala respuesta, porque al final qué puedes conseguir con ello. Concreta ese cuestionamiento reflexionando, con qué te lleva a ser mejor persona.

«Yo decido quién soy independientemente de cómo me sienta», psicóloga Lorena Sahagún.

Tú decides quién eres y cómo deseas ser. Tú decides cómo expresarte y mostrarte ante el mundo. Tú decides ser y actuar sobre algo que te defina, que te lleva a ser cada día la mejor armonía o versión de ti.

Tú decides ser quien se enoja y reacciona, o quien ve en cada obstáculo una oportunidad para crecer y en situaciones de conflicto ser la llave de la solución o reconciliación.

Al final, es tu ser quien decide lo que eres realmente y sobre esa base estable, tú decides cómo actuar ante los acontecimientos de la vida y frente a los demás, dejando una huella que te identifique en lo que eres de verdad.

Recuerda que en ocasiones hacemos cosas que en realidad no es lo que somos, pero sí estamos claros en lo que somos, eso no nos detendrá, ni nos hará sentir menos. Así que, tú decides quién eres pese a lo que enfrentes.

Escrito por: Aylen Bucobo

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