“Adiós no significa un final, significa un nuevo comienzo”, anónimo.

Cuando no quieres decir adiós, cuando no es el momento, ni la hora de despedirte. Cuánto cuesta decir adiós, cerrar ciclos, pasar página y concluir etapas, sobre todo cuando ese adiós se convierte en un recuerdo.

Qué difícil es ver pasar el tiempo sabiendo que no tiene retorno y que cada una de las cosas que vivimos o hacemos en este mundo, en algún momento, formarán parte del ayer, de nuestra historia y de las memorias.

“La vida sigue y hay que seguirla viviendo”, es un frase que me repito una y otra vez, cuando algo que deseaba no se dio, o cuando he pérdido a un ser amado o he tenido que dejar atrás lo que más amaba.

Sin embargo, las secuelas de lo que fue o pudo ser, o lo que faltaba por hacer quedan de manera permanente en el corazón y en la memoria. Con los años y dando tiempo al tiempo es que todo pasa, el dolor se disipa y el sufrimiento se apacigua.

Así como hay un adiós, también hay un hola, un comienzo. Se abren nuevos caminos, y el devenir del futuro se hace presente.

El ciclo de la vida es como una rueda constante que no dejar de girar, pero que a veces, necesitamos un punto y aparte, un punto y coma, una página en blanco o simplemente empezar de nuevo. Un punto final para cerrar una etapa.

Escribir otra historia y que la última tenga un capítulo final, para dar inicio a nuevas experiencias y aprendizajes. Para dar paso a los cambios, a lo que vendrá y al rumbo que debemos emprender.

Cuando es un cambio de trabajo o lugar, da miedo comenzar de nuevo. Cuando es la pérdida física de un ser querido, nos cuesta más entenderlo, procesarlo, vivirlo y seguir adelante; es cuando menos queremos despedirnos.

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Cada despedida tiene un sentido y significado importante. Cada cierre tiene un explicación que en la mayoría de las ocasiones nos cuesta ver y aceptar, pero que con el tiempo, va cobrando importancia del porqué tenía que suceder.

En la vida nos enfrentamos a momentos que no los consideramos los más justos o propicios, como la muerte que a veces llega de manera inesperada u otros acontecimientos que nos sorprenden cuando menos lo esperamos.

Tú decides cuánto tiempo vas a sufrir. Tú decides cuándo seguir adelante. Tú decides si pasas la página o te quedas en el mismo lugar. Tú decides vivir con alegría o tristeza.

Es necesario decir adiós porque ayuda a sanar heridas y a procesar el duelo, que por miedo a no enfrentarlo, muchos siguen sumergidos en el dolor y no encuentran una salida.

Algunas despedidas son para valientes y fuertes, sobre todo esas que se dan de manera casi obligada, porque simplemente no se puede hacer más nada y no hay opciones.

Lidiar con el dolor como punto final de una etapa, no es tarea fácil, pero tenemos que asumirlo conscientes de que es algo que debemos vivir, que pasará con el tiempo y que indudablemente, nos ayudará a crecer.

Cierra ciclos, sal de la zona de sufrimiento y aprende a decir adiós cuando llegue la hora.

La vida siempre nos sorprende, a veces con personas maravillosas que te dejan una enseñanza y una huella imborrable, que te tocan el alma y entregan felicidad. De esa manera marcaste mi vida, entre noticias, cafés y buenas tertulias, en como respetaste y valoraste mi ser. Este adiós cuesta escribirlo… En tu honor, para ti Nunziatina Maugeri, amiga y colega.

Escrito por Aylen Bucobo

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