El miedo de los hombres
“El machismo es el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo”, Eduardo Galeano.
Siempre he tenido la firme convicción que el machismo viene de la crianza: cuando los padres no enseñan a sus hijos que tienen los mismos derechos; cuando no comparten sin distinción las mismas responsabilidades; cuando no les precisan el por qué tienen tareas y cuidados dentro del hogar.
Asimismo, cuando hacen diferencias marcadas entre ellos, cuando lo ideal es que los padres promuevan en sus hijos actividades en base a sus intereses.
Cuando no les explican que todos los seres humanos tienen sentimientos y no está mal expresarlos, así unos los muestren más que otros. Además, que no deben sentir vergüenza por llorar o reír cuando deseen hacerlo.
Experiencias cercanas, sobre todo de personas que crecen en países conservadores y tradicionales, reflejan cómo las mamás crean hombres machistas sin darse cuenta.
Lo lamentable, es que terminan criticando en sus parejas o en otros hombres, lo que ellas mismas han inculcado a sus propios hijos.
Ejemplos hay muchos, pero uno que es una constante, sobre todo en países latinos, son los juegos que hacen las mamás, haciendo mención del miembro masculino de sus hijos, como un “Gran Ego”. Aludiendo que pueden tener varias relaciones al mismo tiempo. Mientras que, si la mujer lo hace, es señalada de prostituta.
Parte de esa ideología, cosiste en que, si el hombre pone el pan sobre la mesa, es el que lleva los pantalones. En el mundo real, tanto hombre como mujer ponen el pan sobre la mesa, y los pantalones los llevan ambos, puesto que la mujer también trabaja y toma decisiones importantes en el hogar.
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Existen algunos hombres, que no ayudan con los quehaceres, dejando toda la carga, incluso la de los hijos, solo a la mujer.
Si lo vemos de esa manera, la mujer sería más fuerte que el hombre, porque trabaja, lleva el hogar, atiende a los hijos y sus tareas. Además, cocina y ordena la casa. Entretanto, el hombre sale, trabaja y llega a poner los pies bajo la mesa y todo está listo, aseado y bonito.
El machismo es un tema complejo. No obstante, es visto como “una ideología que promueve la superioridad del hombre sobre la mujer” y si el machismo es sexista, es peor aún, porque discrimina el sexo opuesto.
Por tradición y creencia, el hombre es la cabeza de familia, pero no por eso, es el que decide y los demás que conforman el núcleo familiar, deben hacer lo que solamente él determine.
El hecho de discriminar a una mujer teniendo el pensamiento de que es incapaz, porque el hombre es más fuerte físicamente, habla muy mal de sus valores, principios, sensatez y madurez.
Inclusive, el hombre que es machista, en su interior, siente miedo de la mujer que tiene a su lado o con la que se codea a diario en el trabajo, porque es inteligente, decidida y proactiva.
El hombre es más fuerte que la mujer por naturaleza, pero eso no lo hace ser superior. Todos los seres humanos evolucionamos según nuestro entorno. Sociedades enteras giran alrededor de los avances. Por tanto, las generaciones van progresando y transformándose.
Por ende, las mujeres escalan en todos los ámbitos: son madres, esposas, hijas, estudian, trabajan y llevan un hogar. Ganan cargos políticos, ejercen su derecho al voto y ocupan puestos laborales que antes eran solo para los hombres.
Lo cierto, es que debemos reflexionar en que somos seres humanos y vamos en un continuo avance, como para quedarnos en ideologías retrógradas.
“El machismo, tanto en los hombres como en las mujeres, no es más que la usurpación del derecho ajeno. Así de simple”, Gabriel García Márquez.
Escrito por: Aylen Bucobo
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