El legado de los tranvías de Maracaibo
Maracaibo es una ciudad repleta de vestigios que suelen ser desconocidos o ignorados por sus habitantes. Uno de ellos son los restos de los rieles de las líneas de tranvías que hace más de 100 años transportaban a la clase obrera de lo que en algún punto fue el epicentro económico de Venezuela, desde donde se propagaban los nuevos avances tecnológicos.
Los tranvías, conocidos por su sistema ferroviario sobre rieles, se convirtieron en un medio de transporte primordial y célebre entre los marabinos durante décadas. Hoy sólo quedan sus restos esparcidos en lugares por los que solía transitar, como la plaza Baralt y el Callejón de los Pobres, en el casco central de Maracaibo. Aunque varios rieles aún son visibles, lo cierto es que la ciudad está repleta de ellos, enterrados con asfalto.
En octubre de 2024, Luciano Barrionuevo, un historiador argentino que se estableció en la capital zuliana hace 20 años, halló cuatro tipos de vías debajo de la avenida Bella Vista cuando unos obreros realizaban reparaciones en el pavimento frente a la plaza 19 de abril.
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Barrionuevo destacó que se trataba de los rieles del tranvía que circulaba desde el centro de la ciudad hasta el Matadero Municipal de Maracaibo. El cual además era utilizado para la transportación de las carnes.
En una colección de imágenes, Allen Morrison, otro historiador, se remontó a finales del siglo XXI, recordando cómo surgió el primer medio de transporte masivo de Maracaibo. La idea concebida en 1883 por la empresa El Cojo como el proyecto Tranvía de Maracaibo. Un año después, el 5 de octubre de 1884, inauguró su primera línea de tranvías de 3,2 km hacia Los Haticos.
A medida que la ciudad iba evolucionando, este medio de transporte también. En los años posteriores, continuó expandiendo su ruta con carros construidos por la compañía John Stephenson, establecida en Nueva York.
Historia de los tranvías en Maracaibo
Para 1891 ya tenía nuevas líneas como las del Empedrado y la de Bella Vista —aunque esta última la inauguró otra firma: la Compañía de Vapor de Bella Vista— y en 1915 finalmente se mudaron a los tranvías eléctricos con carros con baterías de la compañía Jackson & Sharp de Delaware.
Con la llegada de los automóviles a mediados del siglo XX, los rieles cayeron en desuso y pronto el olvido de los mismos fue colectivo. Los tranvías, hoy en día, permanecen como parte de la historia y la identidad de la ciudad, ya que han sido adaptados como autobuses turísticos.
El legado de los vehículos perdura en la memoria de los marabinos como un hito en la transformación y modernización de la ciudad; sin embargo, las vías por las que se movilizaban, a menudo, no obtienen reconocimiento alguno.
Texto: Carlos González estudiante de la Cátedra de Periodismo Científico de la URBE
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