El dolor de cabeza por regresar a clases
El inicio de las actividades escolares es para los muchachos motivo de alegría, el reencuentro con sus compañeros, la curiosidad por saber cómo será la relación con su nuevo maestro o maestra despierta una mezcla de incertidumbre y miedo. Para los que inician clases en bachillerato, están que cuentan las horas para ponerse sus chemise o camisa azul o beige, todo gira en torno a la emoción, más allá de uno o una menos aplicada que le tiene miedo a la matemática, física y química, también conocidas como La Tres Marías, o del fastidio de volver a poner el despertador a las seis de la mañana.
El punto de vista de los muchachos me recuerda mi casa que se convertía en una feria horas antes del esperado primer día de clases, mi mamá acomodando los ruedos de los pantalones y cosiendo las insignias en mis chemises y la de mis tres hermanos, mientras forrábamos los cuadernos con mi papá, con papel Bond azul o verde para los varones y rosado para las niñas para luego colocarle un segundo forro con plástico, coronados con una etiqueta inmensa con la identificación escrita con la letra de mi madre, tapando el traslúcido de la marca del cuaderno Caribe, todo muy sobrio nada de Avengers, Minecraft, Encanto o cuanta comiquita que inspiran los modernos forros o etiquetas.
Los borradores Nata, la caja de lápices Mongol número 2, los colores Prismacolor, el juego de escuadra con el bendito transportador, la regla de escalímetro que usábamos más para batear pelotas de papel y un cepillazo a los zapatos marca Romanos nuevísimos, era una mezcla de colores y olores que elevaban la emoción y daban el inicio de partida al nuevo año escolar por allá por los años 80 y 90.
Deseo enormemente que esos recuerdos y emociones del primer día de clases continúen en la memoria de cada uno de los niños que inician actividades escolares esta semana, que no se opaquen por las largas horas de desvelo luego de una noche de apagón, el martirio de no saber como llegar a clases por las fallas en el transporte público, o la preocupación de ver a un papa o mama haciendo malabares para resolver el retorno a clases con apenas 544 bolívares o 16 dólares mensuales como sueldo
En la actualidad un par de zapatos marca Gimbo, la más económica del mercado, esta por el orden los 25 dólares, una camisa 12 dólares, una falda escolar 10 dólares, un par me media 2 dólares, en conclusión el reinicio a clases esta por el orden de los 50 dólares por muchacho, sabiendo que apenas llegue del colegio o liceo deberá lavar el uniforme para sacarle el sudor y garantizando que vaya el día siguiente limpio, pero acortándole la vida a la prenda.
Una lista escolar promedio para primaria podría estar en el orden de los 100 dólares, un poco menos para los de bachillerato que tendrán que recurrir al internet para repasar los enunciados de Serafín Masparrote, E Navarro o Baldor para que los papás no tengan que comprarlos, o solo deban buscar los libros heredados por sus primos y tíos con más de 20 años de circulación.
Me pregunto, ¿de verdad las altas esferas del poder gubernamental reconocen las dificultades de los padres y representantes para iniciar un nuevo año escolar? ¿Sabrán los gobernantes como están las condiciones de infraestructura de los colegios y liceos? Seguro estoy que el lunes harán su show en un colegio emparapetado, para decir que todo se está arreglando, al tiempo que millones de padres con el corazón arrugado sabrán que no lograron la meta de comprar todo lo que su hijo o hija en edad escolar necesita.
Lo cierto es que hasta para el más “Pintao” el regreso a clases genera estrés o dolor de cabeza, pero como buenos venezolanos, hacemos hasta lo imposible para darle a nuestros hijos lo único que podemos heredarles, los estudios, como decía mi padre.
A pesar de todo, disfrutemos junto a nuestros muchachos este momento, nada que una buena crema de zapatos y un zurcido no pueda evitar que los males opaquen esta semana inolvidable para nuestros hijos, conversemos con ellos para que valoren el esfuerzo, seguro estoy que en 20 años ellos contaran su historia en mejores circunstancias y desde el punto de quien compra los útiles y uniformes, una cadena que existirá hasta el fin de la humanidad.
Gerard Torres / CNP 13.860/ Es Con Usted
En mi época de escolar la fecha 15 de Septiembre era la que marcaba el inicio de clases. Vivimos mis hermanos y yo una época privilegiada donde la economía familiar no se veía afectada por el hecho de regresar a un nuevo año escolar. La democracia que ya estaba establecida en el país era garante de una vida plácida y sin sobresaltos para nuestros progenitores.