“La ironía es la capacidad de verse de lejos y no tomarse en serio”,
Jorge Luis Borges
Lo que antes criticaba y rechazaba, ahora lo disfruto a manos llenas. Actualmente salgo con alguien a quien antes consideraba muy poco para mí. Terminó siendo la relación que nunca esperé.
Eso es parte de “las ironías de la vida” que a todos alguna vez nos suceden, y que nos abofetea en la cara y nos hace reírnos de nosotros mismos.
“La ignorancia fingida” es la definición exacta y perfecta para expresar en palabras precisas lo que es la ironía, porque a veces, nos hacemos los desentendidos para comunicar de forma contraria lo que realmente queremos expresar: el disimulo para algunos.
Muchas personas que tienen temor o no se atreven a decir lo que piensan de frente, utilizan como mecanismo de defensa y de evasión, la ironía. Otras en cambio, les gusta hacer chistes o bromas y usan esta herramienta para hacer reír o hacerse los graciosos.
El disimulo, como también se puede definir la ironía, es usado para decir lo contrario, por lo que a veces, no es bien entendida o recibida y en efecto, puede causarnos problemas.
De hecho, existen personas que la detestan y prefieren que les hablen de manera directa, sin rodeos ni bromas, sobre todo cuando se trata de un reclamo, reproche o llamada de atención.
Como hay otras que simplemente no la distinguen, por lo que algunos autores y escritores consideran que “la ironía es para los inteligentes”, porque según estas figuras, son las personas que las entienden y pueden expresarla de manera apropiada.
Las ironías pueden ser tomadas como bromas de mal gusto, una burla, ofensa e incluso, en ocasiones, como una humillación. Suele pensarse que esta figura literaria, la manifiestan mucho más las personas que poseen un alto ingreso económico. Sin embargo, en la práctica, cualquier ser humano la expresa, dependiendo del uso que le dé.
Inclusive, los que remedian o imitan a otros forman parte de la ironía y el sarcasmo la complementa: es el ingrediente para que lo dicho sea un insulto con toda intención.
En otras palabras, cuando la ironía viene acompañada del sarcasmo, se convierte en amarga, ácida y cruel. Por tanto, cuando alguien le añade esta crítica indirecta, la usa con el fin de herir y menospreciar.
El escritor francés, Anatole France, definió la ironía como “el regocijo de la reflexión y la alegría de la sabiduría”. Por tanto, todo depende del uso que le demos: para burlarnos, para hacer reír o de lo contrario, como una indirecta de halagar, presumir, enaltecer una acción o el ser.
No obstante, como seres libres e independientes que somos, decidimos si usar o no esta expresión literaria. Lo ideal sería aplicarla para hacer sonreír a alguien y no para herirlo, pues de esa manera, la ironía se convierte en “el humor de la inteligencia” como lo dijo alguna vez el novelista R.H Moreno – Durán.
La ironía también es vista en algunos casos como una fortaleza, cuando se convierte en el coraje de algunos que se atreven a decir lo que piensan de manera contraria, quizás para exaltar o marcar aún más su opinión. Tal vez, envolverla en una tela de seda para que llegue con más sutileza.
“Se necesita tristeza para conocer la felicidad, ruido para apreciar el silencio, y ausencia para valorar la presencia”, Anónimo. Esa es otra ironía de la vida.
Así sucede cuando las personas no le dan valor a lo que tienen hasta que lo pierden y se les va de las manos aquello o esa persona que tuvo a su lado. Son ¡Las ironías de la vida!
Si te gusta usar esta figura literaria, lo recomendable es que la expreses de manera apropiada y no para herir. Si alguien te pregunta algo que no entiende y para ti puede es una cuestión obvia, simplemente explícale su inquietud o confusión. No ironices porque podrías ofenderlo y tú exaltarías tu ego malo.