El Anzuelo

Algunas personas no suelen tener simpatía con todos, porque no tienen cosas en común o no existe un punto de encuentro en el que puedan conciliar con la actitud, forma de ser o pensamiento.

A veces, existen actitudes que nos alejan de las personas. Esto no está mal, lo incorrecto es que esas actitudes nos afecten y hagan daño. No todos deben caerse bien ni tener las mismas inclinaciones hacía ciertos gustos o preferencias.

Hay discrepancias que alejan en vez de acercar, por tanto, es mejor marcar distancia cuando no nos sentimos bien con otras personas, que no necesariamente nos han hecho mal, sino que simplemente no coinciden en simpatía.

Sin embargo, hay que estar atentos porque también la simpatía puede ser un azuelo para atraer personas de manera positiva y sana, o puede ser usada como hipocresía por conveniencia o intereses particulares.

Debemos entender que no todas las personas tienen habilidades sociales, carisma o son abiertas, extrovertidas, o que manejan bien el lenguaje verbal y no verbal. Escuchan con atención, muestran interés e incluso, ayudan a solucionar situaciones, más que complicarlas.

No todos nos sentimos a gusto y cómodos con otros, porque no tenemos la misma inclinación o afecto con alguien. Esto no es juzgable, pues cada quien es diferente y transita de distinta manera por sus emociones.

Las personas que saben escuchar y no tratan de imponerse ni acaparar las conversaciones, permitiendo que los demás se expresen y desahoguen sus posturas, son simpáticas y caen bien. Sin embargo, aquellas que pretenden obligar a los demás a hacer su voluntad y que sólo su punto de vista es el que vale, no son simpáticas y mucho menos empáticas.

El saber usar la expresión corporal, modular la voz, emplear un tono de voz agradable y no hacer todo el tiempo contacto físico, generan confianza y cercanía.

De hecho, producen bienestar porque no se quejan todo el tiempo, no critican ni reclaman. Al contrario, siempre ven en cada situación una oportunidad para aprender, se centran en los aspectos positivos, resaltan las virtudes de las personas y son optimistas.

Cada quien debe hacerse cargo de sus frustraciones internas. Nadie tiene derecho a descargar sus preocupaciones, culpas o rabias con los demás. Por más que estemos pasando una mala situación, nadie tiene porqué sentirse afectado por nosotros. Te hace más valiente brindar una sonrisa, un buen trato y ser amable, aunque por dentro la estés pasando mal.

También te hace más valiente buscar ayuda y una solución a lo que estés viviendo, porque a la vez, tienes derecho a sentirte mal, pero no de desquitarte con los que no tienen responsabilidad alguna en ese trance por el que estás pasando.

Caer mal, a veces se debe, a que no te conocen bien. De repente, se hicieron un concepto errado de ti, porque alguien más hizo malos comentarios sobre tu persona o quizás hubo un mal entendido que nunca se conversó y por ende, no se aclaró.

La simpatía se relaciona con la capacidad que tenemos las personas de percibir, comprender y sentir las emociones de los demás. A diferencia de la empatía, que se refiere a relacionarnos con más profundidad con aquello que la otra persona está sintiendo. En otras pablaras, es “ponerse en los zapatos del otro”

La simpatía tiene que ver más con el afecto o afinidad que se sienta con el otro. Nada nos cuesta mostrar simpatía por las virtudes de los otros, sus ideas, cualidades, sueños o proyectos. Brindar una sonrisa para alegrar el espíritu. Tener simpatía quizás sea un privilegio que no todas gozan, pero que se puede practicar.

Escrito por Aylen Bucobo

RRSS:

Twitter e IG: @aylenbucobo

Facebook: Aylen Bucobo

Correo electrónico: [email protected]

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Es Con Usted en WhatsApp a través del siguiente link: https://bit.ly/3ma8acR   y a nuestro canal por: https://bitly.ws/3cT4n 

Nuestro Canal en Telegram https://t.me/NsCGerardTorres

Además puedes seguirnos por Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones