Del 23 de enero al 4F
Pueden existir fechas importantes para la historia de Venezuela, pero el 23 de enero y el 4F, son en la contemporaneidad de una trascendencia incalculable para la comprensión de lo que aún somos como país.
Si bien, la Venezuela del siglo 19 se caracteriza por el caudillo como expresión de un líder que a la fuerza asume el poder , por la cantidad de hombres armados que posee, teniendo en la inestabilidad política el punto neurálgico en el devenir de una sociedad que no asumía como ser y aspiraba a ser moderna: es la Venezuela del cuero seco, que a cada momento era la inestabilidad, su punto de esencia.
Si bien la llegada de los andinos al poder (sobre todo Gómez) apacigua la inestabilidad pero consolida el uso de la fuerza por un caudillo que encontró con el cambio incipiente de una economía agrícola a otra petrolera, la posibilidad de unificar al país, en función de la construcción de vías de comunicación, terrestre, dándole la visión de encontrarse zonas que geográficamente se desconocían, perteneciendo al mismo territorio.
La estructura política giraba en torno al dictador, al caudillo, que utiliza la hacienda pública como propia y con la falta de libertades que requiere y necesita una república, un país.
Cuando en 1958, el bipartidismo, el pacto de Punto Fijo, irrumpe la idea básica era la modernidad en el país. No sé podía visualizar la república, bajó otro concepto que no fuese ser prosperidad y desarrollo con una población libre y soberana de lo que en su país se producía; la noción básica era que la industrialización permitiera la agro sustentabilidad de un sociedad rica en petróleo, en recursos naturales diversos.
Tenemos que destacar que el 23 de enero tenía en la generación del 28 y el plan de Barranquilla, la esencia de cómo, en teoría direccionar, ese paso de un cuero seco, de una inestabilidad continua, de depender de la fuerza militar, para tener el proyecto homogéneo para la construcción del país deseado.
Las distorsiones llegaron, la modernidad la asumió un Estado que cumplía funciones de la dirección de un partido político, el empresario asumió solo para recibir empréstitos desde la visión de como el político asumía que debía ser la construcción del país, y el pasó de agrícola a petrolero fue drástica y poco valorada, más si mal utilizada. ¿Qué resultados se obtuvo?
La corrupción, el fracaso de un modelo rentista petrolero, una ciudadanía que aspira vivir del gobierno y se confunde con su participación como Estado, en síntesis, el proyecto modernizador fragua y la crisis política dio paso a estallidos sociales que solo se podían frenar con actores nuevos y retos por construir.
El 4F no fue un invento, el por ahora no fue una frase preestablecida, fue la consecuencia de una clase política que en la lealtad al partido, la oportunidad de enriquecimiento y la incapacidad de gobernar, permite que la población se aleje de la política, se aleja de las urnas a la hora de ir a votar, en fin, alguien debería hacer algo, y ese gozo con la alegría colectiva de saber que castigar a la clase política gobernante, era lo más útil y necesario para volver a unificar al país: el voto castigó sustituye a saber cuál es el proyecto a seguir.
Nuevos factores políticos y nuevos actores partidistas con la misma cultura del pacto de punto fijo ya empezaron a deslumbrar en los nuevos y ocultos actores que le daban vida al nuevo gobierno que nacía en las postrimerías de un 1998 donde la llamada vieja política, entrega inmediata el poder, y la nueva, irrumpe, con la fuerza militar, que nos presagiaba un nuevo siglo 19, dónde el mesías necesario se construye en función de una fuerza, dónde mesianismo, subordinación y boom petrolero permite entender que el poder nos daba para un neopopulismo, dónde derechos ciudadanos se convierten en deberes por siempre.
El 4F tuvo la opción de no superar los errores del 23 de enero, pero sucedió lo que no debió, superó dichos errores y los amplió en un espectro incalculable e inexplicable. La sociedad civil demandó del pasado un país que fuese la primera fuerza modernizadora del continente y tuviese un rol protagónico en la región; el ser la Venezuela saudita en el pasado y la nueva saudita del presente, solo le sirvió al gobierno de 4F para contar con aliados circunstanciales que solo nos vieron como la caja chica a sus necesidades reales.
Entre el 23 de enero y el 4F los venezolanos vivieron procesos similares con el aliciente de que ambos no lograron el sueño de tener una República, consolidada, moderna y prospera; la deuda de ambas, aún está por resolverse.
Esp Ricardo Lobo Acosta
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