De los anhelados años dorados al oscuro ocaso, la realidad de pensionados venezolanos

El descubrimiento petrolero del siglo XX provocó un éxodo campesino masivo en el cual los trabajadores del campo junto a sus familias se trasladaron a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida. Los hijos de estos se formaron y en su mayoría obtuvieron empleos en las universidades públicas del país, la antigua PDVSA: Maraven, Lagoven, Corpoven así como en entidades bancarias, quienes dentro de sus beneficios contaban con la jubilación que brindaba seguridad al retiro y así vivir de una manera digna en la que pudieran cubrir sus gastos el resto de su vida.

Este grupo de población fueron los primeros que tuvieron que ayudar a sus padres, ganaban bien y pensaban que su jubilación les iba a evitar vivir de sus hijos, así como sus padres lo hicieron de ellos. Confiaban en que su trabajo les permitiría vivir con dignidad y con independencia financiera. Durante su retiro laboral iban a poder vivir de lo que por muchos años hicieron, pero la realidad es muy diferente.

Esa población, que oscila entre los 60, 70 y 80 años, actualmente recibe una pensión por jubilación, la cual depende de la empresa y/o institución en la que trabajaban y el cargo que ejercían. Una pensión por vejez de 130 Bolívares que equivalen a $1,75  a dólar tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) los cuales se le dan a toda persona al haber cumplido 55 años, si es mujer, o 60 si es hombre, y tener acreditadas un mínimo 750 semanas cotizadas.

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Por otro lado, a partir del 2021 este grupo de personas reciben el bono de “guerra económica” el cual desde su inicio hasta ahora continúa ajustándose periódicamente; en el mes de marzo el monto depositado fue de Bs. 2.970 lo que equivalía $43 la tasa de cambio publicada por el BCV en ese momento. Sumándole a los Bs. 130 de la pensión de vejez, todo esto completa una cantidad promedio equivalente a $34,55 (para el 3/04/25) lo que gana un adulto mayor en Venezuela.

Esto forma parte de la estrategia del Gobierno venezolano, en la que suelen ajustar los montos de los bonos para tratar de mitigar los efectos de la inflación y la situación económica del país. Además, la inflación y la devaluación de la moneda afectaó el poder adquisitivo de las pensiones, dando como resultado un aumento en la pobreza entre los adultos mayores.

Sin embargo, existe un dólar alterno conocido como el dólar negro que actualmente se encuentra en Bs. 99,47 en el que el pago de la pensión equivaldría a $1,30. Dando como resultado que a pesar de contar con sus pensiones de jubilación y de vejez más el bono de guerra, no les alcance para tener una buena calidad de vida; lo que los ha llevado a tener que realizar otro tipo de trabajos, vivir de sus hijos o simplemente no jubilarse y seguir trabajando para sobrevivir, y dejar el descanso que por muchos años esperaron.

¿Cómo imaginaban sus vidas cuando fueran mayores ?

“Hace 14 años, en el año 2012, un pensionado venezolano tenía un valor de pensión de $172.28 dólares equivalente Bs.F 4,30 correspondientes a la moneda que estaba en circulación en ese año”, afirma el economista Edison Morales.

Muchos de los adultos mayores estaban acostumbrados a vivir bien en su juventud, con casas propias, cambiando carro cada cierto tiempo, viajando y dándose gustos de vez en cuando gracias al fruto de su esfuerzo.

Se imaginaban teniendo una vida cómoda en su casa, algunos todavía trabajando por pasión y no por necesidad, otros planeaban retirarse a la tierra de la eterna primavera, Mérida con su temperatura promedio entre los 17 °C y los 21 °C a pasar sus últimos años donde compartirían con sus familiares y nietos. Mientras que una parte de ellos imaginaban irse de la agitada ciudad a tener una vida de pueblo cerca del mar donde pudieran despertar con el sonido de las olas y el “kikiriki» de los gallos al amanecer.

Punto de inflexión

Según Morales el 2015 fue el año catastrófico para los pensionados y para los trabajadores venezolanos, en donde la pensión equivalía a unos $2.25 el cual fue el punto de inicio que marcaría lo que se vive en estos momentos donde la pensión de los jubilados prácticamente no tiene valor en el mercado.
“A partir de allí todo fue en picada, Venezuela entró en un proceso de caída de su producto interno bruto, adicionando a esto un proceso hiperinflacionario que desembocó en el 2018 una inflación de 130.000 % de la cual se pudo salir entre el año 2021 y 2022”.

Para lo que alcanza

“130 bolívares equivalen a $1.9. Si asumimos que el dólar está en aproximadamente 68 bolívares, entonces un pensionado puede comprar aproximadamente una gaseosa y una empanada para desayunar; y ya no le queda más nada para gastar en el mes”, señaló Morales.

¿Qué compran los adultos mayores con la pensión ?

Se constató en una encuesta realizada a personas mayores entre los 68 y 80 años que los mismos gastan su pensión en una barquilla con un valor de Bs. 75 , una bolsa de pan que tiene un costo de Bs.80 y tres huevos que salen a Bs.15 c/u, también una bolsa de pan dulce que cuesta Bs.90, un paquete de galletas de huevo que tiene un valor de Bs. 130 y un platanito de 80gr que cuesta Bs.118 en comercios locales.

Además, reveló que los pensionados no consideran gastar su dinero en medicinas, tomando en cuenta que los medicamentos para sus enfermedades crónicas como Losartan potásico de 50mg x 30 comprimidos (hipertensión arterial) tiene un costo de Bs. 174,15 y Metformina de 500mg x 30 tabletas (diabetes mellitus) cuenta con un valor de Bs. 183, 20 en farmacias nacionales, lo que sale de sus presupuestos; por esta razón prefieren aprovechar su pensión en alimentos.

¿Cuánto debería ganar un pensionado actualmente?

“Un pensionado venezolano debería estar ganando en este momento u obteniendo como pensión $1.500 mensuales, con lo cual cubriría su canasta alimentaria, su canasta básica y, por supuesto, los elementos importantes como el esparcimiento, las vacaciones, los paseos, etc. Sin embargo, a raíz del declive del valor del monto asignado a la pensión de los jubilados, el 2015 marcó el punto crucial para distinguir el comienzo de una pérdida de valor que continúa actualmente y que no va a parar en el 2025”, aseguró Edinson Morales.

¿Cómo se sienten al no vivir en la realidad que imaginaron?

La Psicóloga Marhilde Sánchez comentó que “no se puede generalizar, ya que existen muchas circunstancias, pero es indudable pensar que las personas mayores en esta situación sienten rabia, tristeza e impotencia, emociones válidas tomando en cuenta que los esfuerzos de tantos años con el que contaban para una vejez cómoda, tranquila y la realidad está muy lejos de lo que pensaron”.

Esto puede generar depresión, ya que eso los aísla en sus pensamientos al saber que no tienen dinero y como consecuencia el adulto mayor es capaz de aislarse de la sociedad, causandoles baja autoestima, ya que la gran mayoría de los eventos sociales, políticos y recreativos significan un gasto.

Todo esto puede además dar como resultado que desarrollen distintos aspectos de la demencia senil, como el Alzheimer, que suele ocurrir en personas mayores que perdieron familiares y amigos, no pueden adaptarse a estar jubilados o, en este caso, a su nueva realidad. Según la biodescodificación que es una propuesta de la medicina alternativa que intenta encontrar el origen metafísico de las enfermedades, o su significado emocional, se hace referencia a que esta enfermedad lleva a la persona a no acordarse del dolor el cual es el sentido biológico del deterioro cognitivo.

Realidades

Tomando en cuenta que este grupo de personas no quieren vivir la realidad en la que están, en donde si no tienen ayuda de sus hijos, familiares, vecinos, etc su estilo de vida desmejoraría más de lo que ya lo ha hecho porque con lo que ganan actualmente no pueden cubrir la forma de vida que llegaron a tener antes.

Aunado a otros factores que empeoran su calidad de vida, está el caso de muchos de los hijos y nietos de estos adultos mayores que se fueron del país y afrontan esta grave situación sin ese aporte emocional.
No se vale decaer

Ante esta situación es conveniente que las personas expresen de manera verbal lo que sienten, para así minimizar los efectos desfavorables de esas emociones cuando están contenidas, tanto en sus pensamientos como en sus conductas.

“Deben conversar con sus familiares y personas cercanas, que no les dé vergüenza, expresar lo que viven. No pueden dejar que ese sentimiento los invada y permanezca en ellos”, expresó Sánchez.

El hombre solo puede controlar lo que está en sus manos y no el entorno que lo rodea. Esta circunstancia representa una amenaza para el ciudadano, en donde la solución es buscar recursos internos que les permitan a los adultos mayores sobrellevarlo porque ellos no tienen los medios para resolverlo. Enfocarse en las cosas buenas que tienen, tratar de buscar una forma de generar ingresos a su edad, expresar cómo se siente y compartir con su entorno son una de las pocas cosas que pueden significar un antes y un después en las formas de afrontar este panorama incierto.

“Tienen que buscar una manera, lo mejor que puedan, para sentirse bien. Hay cosas tan sencillas en los adultos mayores, que no es que van a ir a hacerte la compra, pero te ayudan. Reunirse con sus amistades y conversar y pasar una tarde diferente”.

Vida de un pensionado

La vida de un pensionado o jubilado es un cambio drástico que sufren las personas luego de tener una vida rutinaria por sus 25 o 30 años de servicio. Un día eres empleado y al otro estás en casa como pensionado, con ocho horas libres que no tendrán fin hasta comenzar nuevamente a realizar actividades que les permitan ocupar su tiempo, algunos realizan actividad física, otro se dedican a la jardinería, otros leen y realizan crucigramas y sopas de letras para mantenerse activos, lo que los ayuda a evitar la pérdida de conexiones cerebrales permitiéndoles mantener un mejor estado de salud físico, mental y espiritual.

Es importante recordar que, según Gabriel García Márquez, «la vejez no es cuántos años tienes, sino cómo te sientes».

Los adultos mayores son más propensos a enfermarse luego de su jubilación y no por vejez sino más por razones psicológicas que físicas, ya que el cerebro comienza a debilitarse por falta de uso por eso es recomendable mantener la lectura, escritura, el ejercicio físico controlado y ajustado a la realidad de cada persona, además de mantener una actitud positiva ante la vida, viviendo y viendo las cosas buenas del día a día, lo que disminuye y hace más llevadero la influencia que tiene en ellos la situación que les tocó vivir siendo pensionados en Venezuela.

Texto: Paula Sibada, estudiantes de la cátedra de Generos Interpetrativos de la URBE

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