Cuando mentir deja de funcionar…
Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad».
Joseph Goebbels.
Dicen que más fácil se agarra a un mentiroso que a un ladrón. Eso es tan cierto en la Venezuela actual donde la mentira ha crecido tanto que días atrás un alcalde oficialista del estado Apure —sin pensarlo dos veces ni mirar pa’ atrás — aseguró que a los maestros venezolanos no les podían aumentar los sueldos y salarios por “culpa de la guerra entre Rusia y Ucrania”.
Cuando escuché esa barbaridad de respuesta definitiva del alcalde de Guasdualito, José María Romero, sin él hacer uso de algún “comodín”, casi digo lo que ha expresado siempre el colega falconiano, Rutilio Reyes Oberto, cuando a manera de sentencia afirma “no me digás mas nada” al enterarse, digamos, de un clásico rimbombante de esta naturaleza que “Hecho en Socialismo” ya quedó registrado en el anecdotario popular y que, seguramente, desde el Zulia los chistólogos “Jairo El Guajiro”, “La Marisela”, “El Gordo Isleño”, entre tantos, ya deben estar inspirándose y escribiendo un buen chiste para compartirlo con Venezuela a través de las redes sociales.
Lo cierto es que la verdad que no es ningún chiste ha sido la clase magistral que le han dado al gobierno de Miraflores, maestros, profesores y docentes de todo el país, al liderar acciones justas, impostergables y necesarias que mejoren sus ingresos salariales y condiciones de vida que este 23 de Enero otros sectores de la masa laboral, —pública y privada—, pidieron también desde la calle, cuando cientos de miles de hombres y mujeres, activos y jubilados, dijeron ya basta de tantas mentiras fabricadas por el modelo político e ideológico instalado desde 1.999, cercano a cumplir en febrero próximo 24 años.
También decir que la mentira tiene patas cortas es otra verdad como preguntar en qué quedó la construcción de la vía alterna del Puente Sobre el Lago de Maracaibo. Pues bien, mentir, posponer o distraer es algo bien personificado por la vocería del Gobierno nacional. Ellos están muy acostumbrados a echarle a terceros las responsabilidades suyas y sólo suyas. Sin nada que les importe, estas terminan por ponerlos al descubierto a la luz de tanta ineficiencia, abandono, desinversion y corrupción en los servicios públicos elementales que en el caso del Zulia, —por ejemplo el eléctrico—, pretenden disfrazar ahora de borrón y cuenta nueva que resultará en ser otra mentira. Teníamos a Enelvén y la diferencia con Corpoelec en servicio y calidad dejó de ser una verdad.
Por otro lado, otra “mentirita” fresca y distractiva ha sido lo expresado por el presidente de la Comisión de Economía, Finanzas y Desarrollo de la Asamblea Nacional, electa en 2020, Jesús Faría, al calificar de “cínico” decir que los salarios de los venezolanos “son bajos por culpa de Maduhro”. La pregunta que queda en el aire es ¿quién es el Presidente de la República?. ¿Quien administra la Hacienda Pública?. ¿Quién dirige la política económica y salarial?
“Tuvimos los mejores salarios de América Latina y el Caribe con la revolución. La revolución reivindicó el salario», dijo, pero hoy los jubilados y pensionados de Centro América viven mejor que los nuestros y eso no es mentira.
Sin embargo, no hay tiempo ni espacio de lo largo e interminable que sería seguir describiendo aquí la larga lista de mentiras, omisiones y el “hacerse los locos” que los venezolanos sabemos que ha sido la carta de presentación de muchos protagonistas de la Revolución Bonita desde los espacios de poder, algunos de ellos en el Zulia, donde antes del 21N de 2021 en Gobernación, Alcaldías, Consejo Legislativo y Concejos Municipales la mejor excusa era “mentir”, pero como en la “Viña del Señor hay de todo”, las costuras y pliegues de mentirosos, embusteros, falsos y mañosos ya comienza a vérsele a alcaldes y funcionarios que en nada son “revolucionarios”.
José Aranguibel Carrasco
CNP-5003