Arsenal pinta de rojo el norte de Londres

Arsenal se quedó este domingo con el «Derby del norte de Londres» ante Tottenham al lograr un sufrido triunfo por 2-3 para seguir liderando el torneo.

Mientras insiste en la presión sobre Manchester City, Arsenal descargó una tormenta perfecta sobre Tottenham al que noqueó con un 0-3 y una pegada descomunal en la primera parte, insoportable para cualquier adversario, pero con el que sufrió y resistió después hasta el final por sus propios errores.

Nadie lo imaginaba con el 1-3, en un fallo de David Raya. Ni tampoco instantes antes del 2-3, por un penalti cometido por Declan Rice. Menos aún cuando el conjunto de Mikel Arteta marcó el 0-3 en el minuto 38. Apenas había tirado entonces dos veces a portería (el 0-1 fue en propia puerta) y había manejado el 30 por ciento del control de la pelota hasta entonces (al descanso bajó hasta el 28).

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Una estadística insustancial cuando un equipo acierta en cada ocasión, como lo hizo el Arsenal en el primer tiempo, el líder a falta de tres encuentros, cuatro puntos por encima del City, que ha jugado dos choques menos.

Aún no depende de sí mismo el Arsenal, ganador de 13 de sus últimos 15 encuentros en la ‘Premier’, obcecado en la revancha que tiene pendiente desde el pasado curso -cuando se le escapó un título que pareció suyo durante toda la temporada-, enfrentado al Manchester City y con la convicción de que todo es posible. Ya es un pulso entre los dos. El Liverpool ya queda atrás: a cinco puntos de la cima provisional del conjunto londinense. Muy lejos ya.

Posesión del balón

La primera parte del Arsenal en el estadio Tottenham Hotspur. fue incontestable. Sobrepasó a su oponente a balón parado y al contragolpe.

Dos destrezas tan fundamentales en el fútbol, quizá mucho más que la obsesión posesiva del balón que, por momentos, asume como estilo irrenunciable. Aún más cuando cuentas con recursos con un golpeo tan amenazante como Saka o Declan Rice, decisivos para el 0-3 al intermedio.

El extremo lideró los dos primeros goles. Anulado instantes antes el 0-1 anotado po Kai Havertz, el córner botado por Saka promovió el tanto.

Tenso, potente, con la dificultad que implica para cualquier rechace, el centro lo despejó Hojbjerg contra su propia portería, entre el golpe ‘envenenado’ desde la esquina y la presencia de Tomiyasu. Minuto 15.

Después sufrió la ofensiva del Tottenham, con dos cabezazos de Cristian Romero. Una salió fuera. Otro impactó en el poste. Cuestión de milímetros el empate.

Los mismos que invalidaron el 1-1 de Van de Ben en el minuto 22. La revisión concienzuda y compleja del VAR reveló su posición por fuera de juego por un pelo. Ya había celebrado el gol. No lo fue.

Cinco minutos después, el Arsenal marcó el 0-2. En medio del ataque local, con Kulusevski, desequilibrado por Trossard, y Maddison por los suelos en el área de Raya, reclamando sendos penaltis, activó un contragolpe imparable, que inició y culminó Saka.

Desde su terreno hasta el contrario. Primero conectó con Havertz y luego corrió y corrió. Recibió el centro largo, controló, dribló y pasó a la red. Minuto 27. Primer tiro a portería. El 0-2.

En el minuto 38 agrandó la diferencia, de nuevo a través de un córner. Esta vez desde el otro lado, al derecho del ataque sobre la portería de Vicario.

Lo lanzó Declan Rice, también cerrado, también un jeroglífico para la defensa y el guardameta, más aún cuando Kai Havertz conectó el testarazo. El 0-3. El 30 por ciento de posesión. Dos remates… tres goles. Además, el Tottenham había perdido a la media hora a Timo Werner, lesionado.

Incluso rondó el 0-4 en una volea de Saka que salvó milagroso Vicario, con el pie derecho, ya en el segundo tiempo, que se animó superada la hora de encuentro por una torpeza de David Raya: controló una cesión con la derecha e intentó jugar un balón con la izquierda hacia Thomas por encima de Romero, que adivinó el pase fallido y lo batió con la derecha.

De pronto, volvió a rugir el estadio Tottenham. De repente, pareció su equipo dentro del partido, aún a dos goles de distancia.

Nada más que apariencia, hasta que Rice pegó una patada dentro del área. No lo vio en directo el árbitro. Lo señaló después, cuando lo revisó en el VAR. Son Heung Min lo transformó para reavivar la emoción y la inquietud del Arsenal.

El golpeo del surcoreano con la derecha puso entonces contra las cuerdas a los ‘gunners’, con Mikel Arteta pidiendo cabeza a sus jugadores, con el cambio defensivo de Kiwior por Odegaard.

Una declaración de intenciones para el tramo final, igual que la entrada de Lo Celso por Davies, con el Arsenal encerrado en su área, pero ganador resistente por 2-3. El Tottenham ya no depende de sí mismo para la cuarta plaza en su pulso con el Aston Villa.

EFE

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