“La única diferencia entre un buen y mal día, es tu actitud”, anónimo.

Hay días grises y desolados en los que queremos estar solos y pensativos. Hay otros llenos de sol y energía, y aun así nos sentimos sin ánimos de nada. Todo depende de la actitud, de nosotros mismos y de cómo veamos cada día.

Sacar fuerzas para levantarnos y hacer las tareas del día es un trabajo que a diario debemos desarrollar. Sin embargo, el ánimo juega un papel fundamental en nuestra cotidianidad.

Los pensamientos positivos ayudan a elevar tu bienestar. En cambio, los negativos afectan considerablemente tu estado de ánimo, por lo que es importante prestar atención a cómo te miras adentro y qué hablas contigo mismo en tu mente. Si es necesario debes modificar la forma en cómo te relacionas con tu interior.

El desánimo tiene que ver con el estrés y situaciones que estés pasando en un momento determinado. Incluso, el mal humor. Por tanto, es recomendable organizar tu día con tareas y actividades que te produzcan felicidad y te hagan sentir bien.

Muchas personas usan frases motivadoras para levantar su ánimo y aprenden a agradecer para sentirse mejor. Con esto refuerzan su mentalidad de manera positiva y resulta de hecho, una práctica saludable. Siempre y cuando te creas lo que dices y piensas.

Un ejercicio que aprendí en la distancia y me resulta muy efectivo, es que cada vez que un pensamiento negativo aparece en mi mente, lo cambió de manera inmediata por un pensamiento positivo. Por ejemplo, pienso en una vivencia bonita, en una experiencia que me produce felicidad, en las metas que he alcanzado, en los sueños realizados y en los que estoy por cumplir.

Personalmente esto me ha ayudado mucho a canalizar mi estado emocional y bienestar. Me ayuda a no desanimarme ni a sentirme triste. Me motiva y saca una sonrisa.

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Otro ejercicio que hacen algunas personas, es observar y hablarle a sus pensamientos desde lejos. Por ejemplo, si hay un pensamiento negativo, piensan que están teniendo un pensamiento “intruso” que no es favorable y por tanto, lo eliminan de su mente.

No olvides que romper la rutina al menos una vez a la semana ayuda a desestresarte y a elevar tu ánimo: ir a una cafetería, reflexionar y observar a las personas es una dosis de bienestar. Correr para liberarte y sentir que vuelas sobre las nubes, es alucinante. O, simplemente ir a casa, escuchar música o bailar, relaja.

Sonreír. La risa es terapéutica. Reírse ayuda a liberarte, rompe el desánimo y el mal humor. Leer un libro, escribir o hacer manualidades, llamar a esa persona con la que no conversas hace tiempo, también ayuda a subir el ánimo. Respirar y detenerte un momento para descansar, al igual coadyuvan a tu bienestar.

No aislarte. Aunque para muchos estar solo es rico, también es bueno compartir con otras personas. Escuchar distintos puntos de vista. Tener conversaciones productivas. Hablar de temas de actualidad y tendencia. Interactuar con los amigos, familia y pareja ayuda a elevar nuestro ánimo y fortalece lazos, bien sea de amistad, amor o compañerismo.

El ánimo es como el silencio, si lo dejas arroparte, te da calma, pero si lo sueltas y te atrapa el tumulto, te perturba y derrumba.

Así que, ¡Ánimo! Todo estará bien, todo pasa, sigue adelante.

Escrito por Aylen Bucobo

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